Recupera densidad y confianza con un plan médico personalizado desde casa.
Del diagnóstico por video a un plan de repoblación capilar sin salir de casa.
Si nota una caída brusca, inflamación dolorosa del cuero cabelludo o placas lisas de calvicie, no se automedique: pida cita con un especialista lo antes posible.
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La pérdida capilar femenina no se limita a un solo patrón. El afinamiento androgenético (FPHL) provoca ensanchamiento de la raya central y disminución global de densidad; el efluvio telógeno genera una caída difusa dos o tres meses después de un desencadenante — estrés agudo, parto o dieta estricta; y la alopecia areata produce placas redondas de calvicie de origen autoinmune. El consenso 2024 de la European Academy of Dermatology and Venereology describe criterios diagnósticos específicos para cada forma (EADV 2024).
Los detonantes bioquímicos varían. Cambios hormonales (posparto, perimenopausia), déficit de ferritina o vitamina D, hipotiroidismo y estrés crónico acortan la fase anágena. Un metaanálisis en JAMA Dermatology evidenció que niveles de ferritina < 30 ng/mL duplican el riesgo de efluvio telógeno (JAMA Derm 2023). Ciertos fármacos (retinoides, valproato) y la inflamación sistémica también precipitan miniaturización folicular.
Identificar el tipo exacto es esencial, porque las terapias son específicas:
Con un diagnóstico claro, podrás recibir un plan personalizado que combine medicación, suplementos y cambios de estilo de vida, evitando gastar tiempo y dinero en champús o remedios genéricos que rara vez funcionan para todos los tipos de alopecia.
Perder 50–100 cabellos al día es fisiológico y casi invisible. Si en apenas 6–12 semanas notas mechones en la almohada, la ducha o una raya que se ensancha rápidamente, hablamos de caída excesiva (efluvio telógeno) y conviene concertar una cita médica.
Presta atención a signos de alarma que podrían indicar alopecia cicatricial o enfermedad sistémica:
Otro foco rojo es la caída difusa que no se estabiliza antes del cuarto mes posparto; puede enmascarar tiroiditis o anemia ferropénica, según la British Thyroid Foundation. Asimismo, pérdida capilar acompañada de fiebre, artralgias, fatiga o reglas muy abundantes puede ser la primera pista de lupus, celiaquía u otras patologías sistémicas, tal como recoge la guía del NHS.
Consejo práctico: antes de tu videoconsulta, toma fotos en primer plano de las zonas afectadas con luz natural y anota la fecha exacta en que empezó la caída masiva; esa cronología ayuda al médico a decidir si precisas dermatoscopia presencial o biopsia urgente.
El pilar de cualquier pauta es el minoxidil tópico al 5 % en spray. Un ensayo aleatorizado de 404 mujeres mostró un aumento del 13-18 % en el recuento de cabellos terminales a las 24 semanas frente a placebo, con menos caída ya a la octava semana (Olsen et al., 2022). Se aplica una vez al día sobre el cuero cabelludo seco; un leve “efluvio inicial” los primeros 10-14 días indica que los folículos están reiniciando su ciclo de crecimiento.
Cuando el adelgazamiento es androgénico (a menudo en SOP), los antiandrógenos orales potencian los resultados. Una revisión sistemática de 2023 encontró mejoría clínica en el 74 % de las pacientes tratadas con espironolactona 50-100 mg/día durante 6-9 meses (Gupta & Mysore 2023). En posmenopausia puede añadirse dutasterida 0,5 mg/semana (uso fuera de ficha), siempre con anticoncepción si existe potencial de embarazo.
Las terapias regenerativas —plasma rico en plaquetas (PRP) y microneedling— estimulan factores de crecimiento dérmico. Un metaanálisis de 2024 concluyó que combinar PRP con minoxidil aporta un 31 % más de densidad capilar que el minoxidil en monoterapia (Temprano-Carazo et al., 2024). El protocolo habitual son tres sesiones con un intervalo de cuatro semanas.
Para reforzar el plan se añaden coadyuvantes:
Alimentación para la queratina. El cabello está formado en un 95 % por proteínas. Un estudio caso-control con 104 mujeres halló que seguir una dieta mediterránea rica en verduras crudas, hierbas frescas y ≥ 90 g de proteína al día redujo en 56 % el riesgo de alopecia androgenética femenina (Fortes et al., 2018). Incluye pescados grasos, legumbres, frutos secos y aceite de oliva como base de tu menú.
Corregir déficits silenciosos. La deficiencia de ferritina (< 70 ng/mL) o de vitamina D (< 50 ng/mL) potencia la caída difusa; una revisión clínica documentó que normalizar ambos niveles con 35 mg de hierro elemental + 2 000 UI de vitamina D₃ diarios mejora la densidad capilar en seis meses (Guo & Katta, 2017). Repetir análisis cada 8-12 semanas garantiza una suplementación segura.
Láser de baja potencia (LLLT). Una gorra de 650 nm utilizada 20 min, tres veces por semana, aumentó la densidad en 18 % y el grosor del tallo en 16 % frente a placebo tras 24 semanas en un ensayo doble ciego (Leavitt et al., 2019). El láser es indoloro y se complementa bien con minoxidil para resultados sinérgicos.
Gestionar estrés y sueño. El cortisol crónico empuja los folículos a fase telógena. Un ensayo de ocho semanas mostró que la meditación mindfulness redujo de forma significativa el cortisol capilar y la percepción de estrés frente al grupo control (Bajaj et al., 2021). Dormir al menos siete horas sostiene la liberación nocturna de hormona de crecimiento, fundamental para la fase anágena.
Tip práctico: Registra tu ingesta de proteína, niveles de ferritina y vitamina D, horas de sueño y sesiones de láser en una app; compartir este log en cada revisión ayuda al médico a optimizar la parte farmacológica y los hábitos de vida.
Analítica de base. Para un abordaje riguroso se solicitan ferritina, vitamina D, TSH y andrógenos (testosterona total, DHEAS). Estos parámetros revelan deficiencias o desajustes hormonales implicados en hasta el 40 % de los casos de efluvio difuso, según el grupo de trabajo de la EADV (2024). Si hay sospecha autoinmune o nutricional, se añaden hemograma, zinc y anticuerpos antinucleares.
Tricoscopia por vídeo. Con fotos macro o una cámara USB de 100× se mide el calibre y la densidad. Una variación de diámetro > 20 % confirma miniaturización propia de la alopecia androgenética; la presencia de puntos amarillos o peripilar halos indica actividad inflamatoria. Si se sospecha alopecia cicatricial, se programa biopsia presencial para evitar pérdida folicular irreversible.
Calendario de control. Tras iniciar la pauta (minoxidil ± antiandrógenos) se agenda una revisión a las 8 semanas: se valora la reducción del efluvio y la tolerancia. Entre los meses 3 y 6 suelen aparecer los cabellos nuevos; los estudios de minoxidil demuestran un aumento del 13–18 % de pelos terminales a la semana 24. Revisiones posteriores cada 3–4 meses permiten comparar fotos, ajustar dosis y decidir si añadir láser o PRP.
Línea de tiempo de resultados. La mayoría de las pacientes alcanza su pico de densidad hacia el mes 6, con engrosamiento adicional hasta los 12 meses si mantienen la terapia. El éxito a largo plazo requiere constancia:
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